sábado, 27 de octubre de 2012

Mi familia y otros animales.


                "Gato gerundense" (Foto de Juanma Alonso)- Gerona/2003

Al bajar, me encuentro en el portal con Esther, la hija de la vecina del segundo A. Permanece ante la escalera de quince peldaños que llevan al primer piso, con el perro salchicha de su madre; un animal viejo con bastante sobrepeso, que parece haberse negado a comenzar la ascensión.
.- Hola, ¡cuánto tiempo!!.-
.- Hola Esther, ¿qué tal? Si… mucho tiempo. Años diría yo.
 El animal ladra un par de veces rotundamente, levantando su cabeza hacia mí.
.- Este perro... todavía conserva potencia para ladrar… pero ya se le ve cansado, ¿eh?.-
.-Como que tiene trece años. Ya no puede subir al sofá, le sube mi madre, ¡con lo que pesa!. Y ya lo ves, cada vez le cuesta más subir las escaleras. Dice mi hermano que cuando ya no pueda salir a la calle, habrá que sacrificarle.
.- Uy, pobre….- El animal baja la cabeza, ¿habrá entendido? .- ¿Y qué tal tu abuelo? Hace mucho que no lo veo.
.- Está bien, sale a dar una vueltecita por la mañana, que le gusta más, y ¡claro! estaréis vosotras trabajando. El abuelo todavía puede…-
.- Vaya, menos mal. - (Ay!)

viernes, 19 de octubre de 2012

Sombras.

                                   (Dentro de una Iglesia. Caminando por el Valle del Pas- Sept-2010)

Humano, falible.  
No hay nada nuevo bajo el sol.  (Eclesiastés)

jueves, 11 de octubre de 2012

Tartas, películas, caminos....

                                  Atravesando aldeas - Camino Sanabrés - 2008

He cenado pronto: un trozo de tarta de queso con castañas y un café. Para tomar café sí era tarde, pero si me mantiene despierta, mejor, así podré ver la película de la uno sin empezar a cabecear hasta no resistirlo más y tener que irme a la cama, lamentado  haberlo intentado siquiera.  Espero que sea una de esas emblemáticas que vi hace mucho tiempo y me traiga recuerdos de cómo era yo entonces, de cómo la interpreté, de cómo la sentí; y que,  por otro lado, no me duela tomar consciencia del paso veloz de 20 ó 30 años, con ese latigazo fugaz en la consciencia, característico. Además, no  madrugo mañana. Tampoco lo hice hoy, día de “San Nicasio”, Patrón de Leganés, fiesta local. Éste habría sido un fin de semana largo perfecto para haberme ido a alguna parte a disfrutar del otoño, a respirar los bosques, a sentir el aire fresco de octubre en alguna cumbre modesta. Pero está ya muy lejos aquel tiempo en que podía cogerme  puentes libremente y marcharme por ahí, sin contar con nadie.
No es que tuviera hambre, pero estaba deseando comprobar la textura del relleno de la tarta. En esta receta, como en todo lo demás, tampoco alcanzo la virtud, la perfección, y mira que la he hecho veces. Aunque reconozco grandes avances, eso sí.  Esta vez mezclé dos paquetes al vacío de castañas asadas, un requesón de 250 g, un brick de nata, bebida de soja, un sobre de cuajada y seis cucharadas pequeñas de azúcar. El sabor es fino, no empalagoso, sabe a castañas y no demasiado a queso. Me gusta el sabor, pero creo que dos sobres de cuajada le darían más consistencia al relleno. La base de la tarta sigue siendo un problema. Una vez  descartada la amalgama de galletas con mantequilla con o sin licor, y la base de hojaldre congelado y horneado con legumbres secas, esta vez seguí  unos consejos que encontré por internet para hornear pasta brisa sin relleno, pero cuando me quise dar cuenta, se había abombado igualmente, así que, abrí la puerta del horno ipso facto a mitad de la cocción (con un par) y le asesté unos buenos pinchotazos más  de tenedor, con lo que bajó y la terminé de hornear sin problemas, pero como los bordes los había recortado a la buena de dios (sería del diablo), pues han quedado francamente feos. Pero sí tengo claro, que le conviene una base fina y sólida, no abizcochada. Creo.  No sé.  Igual me estoy equivocando.  La tarta en su conjunto, una vez fría y desmoldada, presentaba un aspecto aburridísimo, pero vamos,  el asunto de la ornamentación no me preocupa lo más mínimo, de momento. Será algo que dejaré para el final, una vez que haya logrado una base y un relleno que me satisfagan del todo.  (Ilusa. Parece mentira que todavía no te conozcas.)
Todo empezó la Semana Santa de 2004, (recuerdo el año, porque aquél sábado previo, 3 de abril, se inmolaron unos terroristas acorralados de Alqaeda en la barriada de “ Leganés Norte”) en que hicimos cuatro amigas el Camino de Santiago desde El Cebreiro, y aquel primer día, allí arriba, en aquella hermosa aldeíta,  merendamos en un bar pequeño y muy oscuro, unos cafés con sendos trozo de tarta de queso con castañas que nos gustó tanto, que acordamos idear una receta para obtener algo lo más parecido posible a aquella delicia… Aquella Semana Santa, mi cumpleaños cayó en domingo de resurrección. Cómo lloraba en la misa del Peregrino, sobrecogida por el sonido del órgano y del coro y aquel impresionante ritual del botafumeiro.  (¿Y qué pintaba allí? ¿Y por qué lloraba yo, si soy atea? ¿Acaso por eso lloraría? ¿Por encontrar toda aquella ancestral ceremonia con tantísimo público emocionado dedicada a algo inexistente? Tal vez dedicada a la espiritualidad del hombre, que sí existe. A su necesidad de trascendencia...)

Mi primer “Camino” de Santiago.  Llevábamos desde Madrid los alojamientos reservados en preciosas casitas rurales relativamente cercanas al camino (casi todas exhibían fotos de Fraga inaugurándolas), y muy bien estudiado un servicio de transporte para el grueso del equipaje. Hacíamos las caminatas con nuestra mochilita ligera con las que sentíamos verdadero pudor y cierta envidia a la vez,  al encontrarnos con el resto de caminantes maltrechos y felices.
Después hubo más Caminos, pero es curioso, la última vez que lo hice fue también así, con mochila ligerísima, apoyo de bus y alojándonos en hoteles. ¿Se habrá cerrado el ciclo tal y como lo empecé? Me tienta a buscar un significado, un sentido a esa coincidencia, ahora que lo pienso, pero me he vuelto tan tristemente escéptica con eso de "el sentido" de las cosas. Ojalá reaparezca “el camino” en mi vida; o mejor dicho,  “las circunstancias” para volver a hacerlo. Para que me compensen las penurias de las noches en los albergues, las picaduras de todo tipo de insectos, los dolores físicos, etc …  por todo lo demás. Y lo demás es tanto. Tanto… No sé cómo no me da por escribir anécdotas del Camino. Impresiones del Camino. Personajes del Camino.

(Acabo de mirar el título de la película de esta noche:  “La Fuga de Alcatraz”. Cómo le gustaba al viejo esta película. )