martes, 4 de diciembre de 2012

Transitando

                               París desde la Basílica Sacre Coeur.  Nov-2008

Hace algunos años, volviendo de un viaje de Semana Santa por los Montes de Toledo, atravesando lo más alto de algún pequeño puerto y bajo un cielo de tormenta cegador de contrastes, cuando apenas habían empezado los relámpagos en la lejanía, mi pareja, que conducía, me había pedido que cambiara la música.  Del estuche de cedés, saqué uno que no tenía títulos de ninguna clase, dispuesta a la sorpresa. Así conocí “Lambarena”, un trabajo homenaje a  Albert Schweitzer  editado por unos artistas algo alternativos versionando a Bach con músicos de Gabón.  
Cierren los ojos e imagínense escuchar este tema bajo un cielo rarísimo. Que llevan una velocidad excesiva para tratarse de una carretera muy secundaria, llena de curvas, y que bajan la ventanilla de su asiento y se dejan abofetear (sí, abofetear,) por un viento templado con olor a campo en primavera y a tormenta. Ese olor...





Hoy visito el  blog sobre “decrecimiento” y leo en su entrada del 2 de diciembre, un texto brillante a mi juicio,  sobre “el poder y la fuerza” extraído del libro “La guerra según Simone Weil” de Maite Larrauri , del que les copio y pego el párrafo final de esa entrada.

“Todo lo que está sometido al contacto de la fuerza está envilecido, cualquiera que sea ese contacto. Golpear o ser golpeado es una y la misma mancha. El frío del acero es igualmente mortal en la empuñadura y en la punta. Todo lo que está expuesto al contacto de la fuerza es susceptible de degradación.” Simone Weil. 

Después, busco ese nombre en Wikipedia y leo que a los 19 años ingresa con la calificación más alta, seguida por Simone de Beauvoir, en la Escuela Normal Superior de París. Curioseo por Simone de Beauvoir y luego por Jean Paul Sartre, que resulta ser hijo de Anne Marie Schweitzer, hermana de Albert Schweitzer, el homenajeado en el disco “Lambarena”. En la wikipágina de Sartre, me encuentro la foto de la tumba donde descansa la pareja; una tumba que encontré por casualidad y también fotografié paseando por el hermoso cementerio de Montparnasse, en el mismo viaje a París en que realizé la foto que encabeza este blog, tomada desde Notredame.

Es curioso cómo transitamos por las ideas, los personajes, las imágenes, los lugares, las músicas. A menudo van y vienen repitiéndose, como si fueran elementos de nuestro destino que se resisten a pasar desapercibidos por nosotros, los escépticos, a ver si de una buena vez les hacemos más caso y conseguimos abrirnos al poso, testigo,  lección  o legado que la vida parece empeñarse en hacernos llegar de alguna forma. Uff. O algo así. O meras casualidades. O limitaciones de la atención. O vaya usted a saber. 
Igual soy una romántica. Qué vergüenza.

M.G.