domingo, 26 de febrero de 2012

La sabiduría del cuerpo.

                                             Domingo 27/02/12; 09:15 h.

Es algo así como la magia. El truco consiste en que es veintimuchos de febrero y son apenas las nueve de la mañana, motivo por el que el planeta Tierra tiene en este instante esta posición exacta en la rotación de su eje y alrededor de sol, no hay nubes sobre mi ciudad, la puerta de la terraza está abierta y el sol se refleja en el cristal, proyectándose su luz dentro de mi cocina. Así de casual y ajeno a mi voluntad. Así de regalado.

Lo que no sé con exactitud es qué ocurre en mi cerebro que de repente soy muy feliz. Soy yo, la de siempre, la que sigue disfrutando como una loca con estos placeres incuestionables y efímeros. Nada privilegiados y gratis. Sentidos con los sentidos.

Y entonces me viene  a la memoria aquel párrafo que copié en mi agenda, del libro prestado: "La mujer que buceó en el corazón del mundo" de Sabina Berman :

"... Descartes no sólo escribió sobre la forma humana de pensar. Escribió otros libros sobre la forma de hacer ciencia, que afortunadamente nunca leí. Y también escribió hacia el final de su vida un libro muy delgado sobre la felicidad que sí leí, y que es por desgracia menos conocido que los otros. Después de muchas palabras y veinticinco hojas, Descartes escribió que la felicidad es un asunto de los sentidos. Ver, oir, tocar, oler, saber con la lengua; esa es la felicidad. Para ser feliz basta sentir con los sentidos y sin palabras. Basta estar con el cuerpo entero en la realidad..."

(Sublime momento de luz al que hay que añadir el agradable frescor que entra de fuera y evoca premonitoriamente el final del invierno, el sonido del canto de los pájaros y el glorioso desayuno de taza y media de café con leche con tres descomunales porras recien hechas. Tres.)

M.G.H.